viernes, 20 de abril de 2007


Viene de “7 principios para un desarrollo equitativo con el uso de TIC

5. TRABAJAR CON PERSPECTIVA DE EQUIDAD DE GÉNERO

En nuestras sociedades, las relaciones entre hombres y mujeres no se dan de manera equitativa, pues hay más privilegios, oportunidades para ELLOS que para ELLAS.

En los proyectos de TIC y desarrollo, estas diferencias entre hombres y mujeres tienen repercusiones muy importantes, pues cada grupo tiene necesidades y capacidades diferentes, producto además de muchas otras desigualdades por razón de color de la piel, culto religioso, apellido, nivel de ingreso, lugar de habitación…

Trabajar con una perspectiva de género quiere decir tener en cuenta las diferencias que existen en la sociedad en las relaciones entre mujeres y hombres (y de manera más amplia, otras formas de discriminación basadas en diferencias de lengua, religión, etnia o clase social), para asegurar que todas las personas puedan tener las mismas oportunidades.
Pero la perspectiva de equidad de género implica también diseñar acciones específicas que ayuden a las mujeres, y en general a quienes están del lado más débil de las relaciones de poder, para que puedan superar las barreras y apropiarse de las herramientas tecnológicas de manera que les ayuden a solucionar sus problemas y necesidades específicas.

Esto quiere decir que no se pueden diseñar programas dirigidos solo a “la población en general”, ni evaluar sus resultados y su impacto sobre “la población en general”. Más bien, hay que introducir mecanismos específicos para que la visión y realidad de las mujeres sea parte de los programas, de tal manera que ellas puedan participar efectivamente en ellos.

Igualmente, es urgente poder determinar los impactos específicos que afectan a las mujeres, y establecer de qué manera los programas ayudan (o no) a transformar las relaciones desiguales que existen en la sociedad por causa de sexo, clase o raza.

Sin embargo, en general se trabaja la perspectiva de género de una manera muy superficial. Como las agencias internacionales con frecuencia exigen que se mencione algo sobre género como condición para apoyar proyectos, pues se pone algo porque sí, y en general se le da poco seguimiento. En las evaluaciones muchas veces se limita la perspectiva de género a contar cuantas mujeres asisten a los cursos de capacitación sin ir más allá para entender aspectos más cualitativos o más de fondo. Esto es otra expresión de la “superficialidad profunda” en que lo importante es el discurso y no la sustancia o la gente.

Esto de trabajar con perspectiva de género es algo que es más fácil cuando hay mujeres al frente de la toma de decisiones. En algunas circunstancias se ha encontrado que, en general, las mujeres tienden a ser mejores operadoras de algunos centros de atención o manejo de información, así como a ser más sensibles a las necesidades de las otras mujeres cuando llegan a solicitar información o ayuda. Pero hay que tener en cuenta que ser mujer no quiere decir que se tenga automáticamente una perspectiva de equidad de género, igual que ser hombre no quiere decir necesariamente no tenerla. Después de todo, el asunto es de relaciones de equidad entre mujeres y hombres, y para mejorar una relación se necesita de las dos partes.

* Continúa en siguiente post…

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