viernes, 27 de abril de 2007

¡SALVADOS!


Ayer me enteré por el nick de una amiga que el Limbo, ese espacio sin gloria ni tormento donde se suponía que iban las almas de los niños inocentes que habían fallecido sin bautizar, ya no va más.


Parafraseando a mi amiga: un grupo de “expertos seres humanos” acaban de decidir algo por Dios. Pero bueno, al menos esta vez no están condenando a ningún grupo humano a las llamas del infierno”. Y es que, en realidad, fuera de que se elimine el Limbo, considero que Dios en su infinita bondad –por que Él es el único bueno según se cree por fe- no querría que niños inocentes que fallecieron sin pecar –pero con el pecado original por lo cual surgió el debate en la edad media- no gocen de su gracia eterna –osea, felicidad plena en su presencia. Así, los “expertos teólogos” consideran que estos inocentes fallecidos van directamente al paraíso gracias a “la infinita misericordia de Dios”.


Pero considero importante resaltar la nota que manifiesta el diario El País en su versión online: Esos principios, que nunca han sido doctrina de la Iglesia Católica (no son dogma de fe), sino una proposición teológica, se impusieron a lo largo de los siglos, pese a que Santo Tomás (1225-1227) admitió de que esos niños "son por naturaleza beatos". Por tanto, Fue una proposición o hipótesis teológica que se propuso a partir del siglo XIII para explicar el destino de los que mueren sin haber cometido pecado mortal pero sin el bautismo.

Al mismo tiempo, la web http://www.corazones.org/diccionario/limbo.htm rescata una consulta que de seguro se harán muchos: Entonces, ¿no esta la Iglesia reconociendo que su doctrina puede cambiar con el tiempo?.


RESPUESTA: El documento sobre el limbo ni es del Papa ni es doctrina. Es más bien la obra de una comisión teológica y, por lo tanto, no es un documento del magisterio de la Iglesia. Sólo pretende ofrecer razones para tener esperanza.


El limbo nunca fue doctrina de la Iglesia sino solo una hipótesis de los teólogos. Como tal puede ser revisada. En este caso la revisión ha sido a la luz de una mayor conciencia de la misericordia de Dios.


En ningún modo esto justifica el crimen del aborto o el descuidar el bautismo de los hijos. Los padres cristianos que no bautizan a sus hijos pudiendo haberlo hecho, son culpables de haberles negado el camino ordinario para la salvación.

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