No es solamente salir de la pobreza (transferencia de pobre a rico por ejemplo). Tampoco lo es únicamente el hecho de implementar tecnología moderna a personas, pueblos o comunidades olvidadas por la sociedad y que no tienen formas de comunicación y progreso. Es decir, el desarrollo no se reduce a hechos económicos y tecnológicos únicamente, si no que “se refiere a la realización integral de la vida humana. Incluye sus diversos aspectos e incide fundamentalmente en la calidad de vida que tiene que ver con el dominio espiritual y cultural del hombre sobre el mundo y las condiciones y hechos que se realizan en él”.
El ser humano es complejo (constituido de materia y espíritu), y su desarrollo abarca también estas dos dimensiones. Al mismo tiempo, implica la influencia de su medio, cuyas condiciones deben ser favorables para que él, sujeto del desarrollo, pueda realizarse y alcanzar una buena condición de vida, humana y feliz. De allí la importancia de cuidar y preservar el medio ambiente donde la persona, sujeto del desarrollo, se desenvuelve.
Michael Kunczick, en su libro Comunicación y Desarrollo, nos dice que el “desarrollo significa también mayor dignidad humana, seguridad, justicia, e igualdad”. Ésta última entendida en términos de hacer asemejar, de brindar oportunidades por igual a todos y cuya idea es rescatada también en la definición del desarrollo humano compartida por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1992: el desarrollo debe ser entendido como “un proceso de ampliar la gama de opciones de las personas, brindándoles mayores oportunidades de educación, atención médica, ingresos y empleo, y abarcando el espectro total de opciones humanas, desde un entorno físico en buenas condiciones hasta libertades económicas y políticas”.
martes, 13 de febrero de 2007
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